miércoles, 25 de septiembre de 2013

Un mes sin mi cerveza Toña...

 
Todos tenemos un amor especial hacia aquello que nos hace felices. Para algunos es su plato preferido, su película favorita, su posición sexual menos asquerosa. 

Por eso, es mejor a veces apagar la luz...

Pero para otros, la felicidad está en cosas más sutiles. Como por ejemplo poder incinerar hormigas usando una lupa, explotar las bolitas de aire de los empaques... o la cerveza. Esa fría y tentadora bebida que por alguna razón, sabe a una espumosa amargura, pero refresca y nos hace olvidarnos de lo feos y aburridos que somos, pero sobretodo, de lo fea y aburrida que es la demás gente.

Esto fue escrito el 16 de Septiembre del 2013, en conmemoración al primer día que se me ocurrió la genial idea de dejar la cerveza por un mes, solo para ver si me baja la panza y me engorda la billetera.

Si tienen alguna crítica, por favor, escríbanla primero en Word y después cierren el documento sin guardar cambios. Gracias.

Atte.
La gerencia.



UN MES SIN MI TOÑA
Por @Zambranitis

Antonia mía, divino tesoro.
Te vas, para en un mes volver.
Cuando quiero tomarte te tomo,
y a veces te tomo sin querer.
Yo seré tímido como un emo,
vos, naturalmente serás,
mi lubricante social extremo,
  por eso en 30 días volverás.

Un mes, mi querida rubia.
Mi musa de la noche,
Mi Antonieta de las nieves.
Será un mes sin verte,
sin tocarte, sin pagarte con IVA.
Usaremos la distancia
para tentarnos uno al otro,
y babearnos al pensarnos.
Usaremos este tiempo
para recordar nuestros encuentros,
los desencuentros y demás.
Seremos dos extraños
que alguna vez se saludaron.
Viajaremos en vuelos distintos
pero siempre por el mismo cielo
y con el mismo combustible.

Será un mes de amarguras y silencios.
Pero si el destino nos ha unido antes,
y nos ha separado para unirnos otra vez,
seremos entonces vos y yo los primeros
en dar un pie adelante y aventurarnos.
En esta locura de estar uno sin el otro,
pero seguros de que uno no es el uno
sin que el otro sea otro con el uno,
siendo uno el que el otro ve como uno
siendo otro cuando somos uno para el otro.

Ah, ¿Ves como todo cobra sentido
si es entre vos y yo?
Ahora dejemos que mi gigantesca barriga
se reduzca algunos milímetros.
Y que tus dulces calorías
no se parqueen en mi rostro
inflándolo como chimbomba.
Y que al salir a la calle, la jodida cuenta
sea por cantidad, más que por calidad.

30 largos y eternos días.
Sé que aguantaremos la tentación.
Pero con vos, mi bella Antonia,
somos ambos víctimas del deseo...
con vos no tengo fuerza, resistencia o voluntad.

Sé fuerte, Antonia mía...
Que está vacío el bar
y el viento lleva escencia sutil de pinesol.
Volveré a tus brazos en un mes.
Y cuando vuelva a salir el sol
guarda niña, un pensamiento,
para aquél tipo con panza de lagarto,
que alguna vez
te quiso lanzar el cuento.

 

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