jueves, 16 de junio de 2016

La nueva droga virtual en la que todos estamos cayendo.

Cada cierto tiempo las masas en el internet hacen una tregua, ponen brevemente sus diferencias de lado y se enfocan única y exclusivamente en hundir de la forma más posible a alguien. Puede ser una figura pública, un político, un asesino. Lo que sea. Muchas veces, esta persona es culpable de haber hecho algo digno de rechazo, se tomó una foto comiendo huevos de tortuga, hizo un tweet racista, una publicación sexista y vulgar. Otras veces la persona hizo algo aún más grave como violación, robo, asesinato, entre otras cosas. Todos esos casos merecen rechazo, merecen justicia y la furia de todos. Lo que me preocupa es que estamos convirtiendo el acto de destruir y humillar en una especie de droga. 

Los científicos, de hecho, han dedicado mucho tiempo tratando de entender el sentimiento de venganza y el deseo de retribución. Nos hemos dado cuenta que el acto de contemplar venganza, afecta a nuestro cerebro de una forma similar a la nicotina y a la cocaína, pero usualmente después de cometer el acto de venganza, nos sentimos peor. La excepción suele ser cuando el culpable comprende que la venganza ha sido una respuesta justa a lo que sea que le haya hecho merecerla. Pero normalmente, después de vengarnos uno suele sentirse peor.

Sin embargo, el internet nos ha permitido enfocarnos solamente en el “lado bueno” de la venganza. El placer prohibido de desear una catarsis y ver a alguien culpable sufrir por lo que hizo, pero claro, sin ningún tipo de mal sentimiento después. Uno puede criticar a un restaurante o empresa por su mal servicio, alguna figura pública que haya hecho algún comentario sexista, condenar algún acto de violencia o asesinato. Nadie está diciendo que lo que estas personas hicieron estuvo bien, pero me asusta pensar que cuando los criticamos y condenamos, lo hacemos en medio de que publicamos selfies, miramos algo chistoso en youtube, enviamos un snapchat con cara de perro o chateamos con media humanidad. O sea, criticar y hundir a esa persona es uno de los tantos “highs” o placeres virtuales que sentimos durante el día. 

“Pero si hizo algo malo merece saberlo y merece pagar por lo que hizo. ¿Significa esto que tengo que quedarme callado cuando algo me indigna y me enoja?"

No, para nada. Tener una posición en contra de algo no es el problema. El problema es lo que estamos cultivando. A veces estamos tan fijados en cuál será el próximo cabrón al que voy a criticar, cuál será la próxima desgracia que voy a compartir con indignación, que se vuelve una especie de nota roja. Donde nos estamos acostumbrando cada vez más a la sangre y al escándalo, hasta que llegue el punto donde perdemos sensibilidad ante el daño que podríamos realizar. Ustedes tal vez pensarán que solo el culpable es el que hace daño, pero no. Nosotros también y les daré un ejemplo.

Hace un tiempo una persona escribió una crítica muy seria a un local por discriminación racial. 300 millones de comentarios negativos y quién sabe cuantos clientes menos después, nos dimos cuenta que fue un mal entendido y ya el daño estaba hecho. No es culpa de quién hizo el post (pues se sentía genuinamente indignado). Pero las personas que leen y comentan, están cada día acostumbrándose más a la información fácil. A dejarse convencer por lo primero que leen. Nadie se detuvo a pensar o a investigar, ni siquiera a preguntarle al dueño del local. Este tipo de cosas pueden afectar seriamente un negocio. Pero también, hay muchas equivocaciones y malos entendidos que pueden afectar relaciones de pareja, de amistad. Pueden afectar aspiraciones laborales. Pueden arruinarle los planes a alguien. Esto no es exageración, ha sucedido muchas veces antes. Se han arruinado vidas en facebook.

"Pero ese violador, machista, asesino, come huevos de tortuga merece que le arruinen la vida".

Hay gente que se la merece porque se la buscó. Pero si pensamos así, estamos alimentando más la sed de venganza, que la de justicia. Y nos convertimos en el público que va a observar ansiosamente la ejecución de un asesino. En vez de personas capaces de detenerse a analizar, de perdonar y de reformar.

El problema de esta sed de venganza, de crítica o de indignación que tenemos en las redes, es que tarde o temprano nos hará caer en la trampa de condenar algo que en realidad no era condenable (ya ha sucedido varias veces antes). Y todas y todos estamos expuestos a que un día, seamos linchados, crucificados y condenados errónea o exageradamente.

Aquí nadie es moneda de oro como para estar libre de pecado y de una futura crucifixión. Analicen su timeline y piensen en la cantidad de publicaciones o comentarios negativos que leen. Fíjense en el sentido de superioridad moral con el que la gente se expresa. Y sepan que si seguimos alimentando esta cultura de linchamiento, tarde o temprano, caeremos ahí. Sin necesidad de matar a alguien, de hablar mal de alguien, o de mirar mal a alguien. Solo se necesita que alguien interprete mal algo nuestro o que hayamos cometido algún error como todo ser humano (y nos va a suceder tarde o temprano). Y el público se encargará de arruinarnos lo más que se pueda. El internet está lleno de malas interpretaciones y de desinformación. Y casi nadie se escapa de ella.

¿Queremos alimentar aquello que sin duda terminará por destruirnos? Recuerden que si seguimos señalando con el dedo, tarde o temprano el dedo apuntará hacia nosotros mismos. 

5 comentarios:

  1. El Internet no es mas que un barrio, en esteroides.

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  2. Aunque no menciones el motivo de este escrito se que te refieres a Monroy, estoy de acuerdo con tus puntos aquí, la verdad tenemos una sociedad a veces moralista en el sentido de que damos curso de oratoria sobre el respeto, la igualdad y en casa eso lo prácticamos? es una mirada interior que cada quién debe hacer, y citaré Mateo 7:5 "¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano".No niego que me sobraban intenciones de escribir sobre esa publicación, porque como mujer a lo largo de mi vida e visto la violencia de diversas formas, pero me puse en el papel de este hombre en sus zapatos sin ser juez quizás la mujer hizo eso y el se sintió herido, NO JUSTIFICO LA VIOLENCIA, pero que podía aportar mi comentario iba a cambiar algo modificar el pensamiento de hombres machistas, necesitamos acciones, respeto, empatía, ser amigos(as) solidarios, guías llevar de la mano y no denigrar a nadie, el machismo todavía existe en Nicaragua pese a que hay grandes políticas, talleres, charlas de sensibilización, hemos avanzado si hago una comparación de años atrás ahora veo que las parejas se dividen las tareas, comparten, aportan ingresos son amigos, hay reciprocidad.La pregunta que me hice yo " Si Monroy fuese mi padre que haría yo por él, para ayudarle a sanar sus heridas, aconcientizar" El problema que a las figuras públicas se les idealiza son humanos con procesos, no son seres de otro planeta y si tiene una gran influencia sobre la masa y si se transmite ideas peligrosas para la paz, ahí esta el problema. Gracias por escribirnos, gracias por compartir tu mirada con nosotros los lectores.

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  3. Ah y yo comí huevos de tortugas eran deliciosos, pero la sensibilización en mí con el tema al no consumo de ellos, cambio el menú apetitoso.Las personas pueden romper estigmas, patrones errados y tóxicos si decidimos inyectar amor y buena voluntad de un mundo lleno de oportunidades para todos y todas, mirémonos con amor, sintamos en nuestra piel las llagas del que las tiene por favor por nuestro bien, respeto por las elecciones de cada individuo.

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  4. De verdad hubiese querido mejor no leer. ¿No hubo algo mejor pensado que esto?

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