domingo, 8 de julio de 2012

Los Supermercados provocan esquizofrenia



Crecen, están en todas partes, tienen de todo y están abiertos casi todo el día. Tienen al menos 5 entradas con puertas dobles y una vez adentro, es casi seguro de que te encontrés con la persona a la que menos querías ver.

"Hola Tito, cuánto tiempo! No te había visto desde que te encontré en nuestra cama con mi mejor amiga."

Cuando entrás al supermercado, podés notar de que hay disponibles al menos 800 carritos. Todos con una rueda mala. Y hace mucho quitaron aquel regulador giratorio que contaba cuánta gente entraba. Ahora tienen un método más eficaz para determinar la cantidad exacta de clientes:


Abren los ojos, cuentan y dicen: "Un cachimbo"

Pero... ¿Cuántas veces ustedes han observado sus compras, puestas ya en su cocina, y se dan cuenta de que hay suficiente comida para alimentar durante un año a un país Africano en hambruna, pero no hay nada que ustedes quieran, de hecho, comer?

No están solos. Del 60 al 70 por ciento de las compras en supermercados no son planificadas, ya que estos, utilizan una serie de trucos y artimañas para asegurarse de que tu refrigerador tenga 40 tipos diferentes de mayonesa, pero nada de leche.

Los supermercados están diseñados cuidadosamente como un laberinto provocador de migraña, con todos los productos escenciales guardaditos en la parte más lejana del edificio. La comida se organiza de una forma aparentemente aleatoria y las tiendas reorganizan sus estantes cada 2 o 3 meses. Esto es para mantenernos siempre buscando en diferentes partes aquello que ya hemos comprado mil veces. Y así, nos obligan a ver la mayor cantidad de productos posibles antes de encontrar lo que buscamos.

Una carrerita a ver qué encontramos primero:
El producto o una embolia arterial.

Los supermercados están también diseñados para que nuestro movimiento sea lo más lento posible. Con mostradores instalados en el centro de los pasillos, creando siempre cuellos de botella. Pasillos angostos para provocar embotellamiento entre compradores.


Alfombras puestas estratégicamente para ralentizar el movimiento de los carritos. Los productos más caros son puestos en los pasillos donde los azulejos en el suelo son más pequeños (de esta forma, las ruedas del carrito golpean con mayor frecuencia, haciéndonos creer que estamos avanzando rápidamente). Obligándonos, sin que nos demos cuenta, a que bajemos la velocidad. ¿Les mencioné también de que casi todos los carritos tienen al menos una rueda mala?

O peor...

En el súper se trata de mantener siempre una atmósfera absolutamente caótica. Entren a cualquier supermercado y serán recibidos por una música suave y relajante, mezclada contradictoriamente, con el ruido de 200 personas, 10 cajas registradoras, máquinas, carritos circulando y al menos 20 niños gritando tanto que te hacen sangrar por la nariz.

Y hablando de estos dulces mocosos, o mejor dicho, mocosos dulces: Caramelos, confites, chocolates, galletas, todos los alimentos diabetizantes, son agrupados juntos en un mismo pasillo, temido por madres en todo el mundo, con los productos más caros siempre colocados a la altura de la mirada de un niño.

Estos pasillos están puestos casi siempre en el centro del edificio, donde es obligatorio pasar. Y si tratan de no acercarse, no se preocupen, los dulces los estarán esperando siempre al final, en TODAS las cajas registradoras del Supermercado.

Pero calma, que aún existen las hermosas promociones, los descuentos y los paquetes con productos de regalo incluídos. Yey! Aún hay esperanza!

Excepto porque NO LA HAY. Porque las promociones casi nunca significan realmente un descuento.


Analicen siempre la cantidad de descuento y el porcentaje. Pues cuando te dicen que la Coca Cola cuesta C$ 35.85 Córdobas en promoción y te das cuenta que antes costaba C$ 36.00, no me suena a un descuento significativo.

En estos famosos paquetes que te ofrecen (4 Jabones x C$ 45.00), existe siempre la posibilidad de que salga más barato comprar los 4 jabones individualmente. Lo mismo con TODO lo que viene agrupado. Y revisen siempre los artículos con ESPECIAL descuento, pues según su fecha de vencimiento, pueden expirar antes de que ustedes salgan de del supermercado.

Volviendo a lo de la atmósfera caótica. Los supermercados tienen toda la intención de hacernos sentir absoluta incomodidad. Mantienen las luces demasiado brillantes y la acústica con la mayor cantidad de ruido posible. Pues cuando una persona se siente incómoda, se reduce la posibilidad de que haga compras inteligentes. Y por eso, tratan también de darnos HAMBRE. Como esos palitos con queso gratis o las boquitas que ofrecen. A ellos no les interesa vendernos queso o galletas. Ellos solo quieren que fluyan nuestros jugos gástricos para abrirnos el apetito y darnos hambre. Y cuando compramos hambrientos, compramos de más.

La próxima vez que tengan hambre, ahórrense el dolor de cabeza. Maten a las ratas en su casa y pónganse creativos.

La mejor parte es la colita tostada.

El consejo más útil que puedo darles... NUNCA entren hambrientos a hacer las compras. Se los van a comer a ustedes.

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PARTE 2: CUANDO EL MESERO NO TE ESCUPE LA COMIDA
PARTE 3: MI GASEOSA CUESTA MÁS QUE LA ENTRADA AL CINE
PARTE 4: CENTROS COMERCIALES PARA DUMMIES

@Zambranitis

Tomado en parte del artículo de Nathan Birch


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